“Pienso quitarle la corona de la cabeza; yo se la puse, ¡y se la pienso quitar!”: tensiones ideológicas entre monarquía y nobleza en el “ciclo pequeño” del Ciclo de Guillermo

Agustina MIGUENS

(Universidad de Buenos Aires)

agustina.miguens@uba.ar

Resumen

El presente trabajo busca analizar las tensiones ideológicas entre la monarquía y la nobleza en el Ciclo de Guillermo, prestando especial atención a los cantares que componen el llamado “ciclo pequeño”: Le couronnement de Louis, Le Charroi de Nîmes y La Prise d’Orange, compuestos hacia mediados del XII. También rastrearemos los orígenes del conflicto en la Chanson de Guillaume, de principios del mismo siglo. En particular, examinaremos el problema por el reparto de tierras desde la perspectiva de la ideología estamental medieval, los desafíos de los caballeros jóvenes, los derechos feudales en pugna y la idea de Cruzada. Sostenemos que, mientras la actuación de Luis resulta una perturbación del orden social, la gesta de Guillermo se presenta como capaz de preservar el equilibrio, así como de proveer una oportunidad para que caballeros jóvenes accedan a un dominio territorial, convirtiendo el interés particular de una clase en uno general.

Palabras clave: Ciclo de Guillermo – Cantar de gesta – Ideología – Dominio Territorial – Cruzada

Summary

The present work seeks to analyze the ideological tensions between the monarchy and the nobility in the Cycle of Guillaume d’Orange, paying special attention to the chansons de geste that make up the so-called “small cycle”: Le couronnement de Louis, Le Charroi de Nîmes and La Prise d’Orange, composed around the middle of the 12th century. We will also trace the origins of the conflict in the Chanson de Guillaume, from the beginning of that century. In particular, we will examine the conflict over land distribution from the perspective of the ideology of the medieval estates, the historical conditions of young knights, the feudal rights in conflict and the idea of Crusade. We affirm that, while the king’s performance is a disturbance of the social order, William’s deed is presented as capable of preserving it, as well as providing an opportunity for young knights to gain access to a territorial domain, turning the particular interest of a class into a general one.

Keywords: Cycle of Guillaume d’Orange – Epic Poetry – Ideology – Territorial Domain – Crusade

I. Guillermo de Orange es el personaje más importante de una serie de cantares de gesta sobre un linaje caracterizado por su lealtad a Carlomagno y por conquistar importantes ciudades de manos de los sarracenos, que el poeta del siglo XIII Bertrand de Bar-sur-Aube denominó gesta de Garin de Monglane, por el fundador de la estirpe1.

Mientras en uno de los cantares más antiguos preservados, la Chanson de Guillaume (CG), datado entre el siglo XI y la primera mitad del XII, Guillermo se encuentra en su madurez y es reconocido por su conquista de las ciudades de Nîmes y de Orange de manos de los sarracenos, así como por su matrimonio con la conversa Orable, en otros cantares de composición posterior se desarrolla el trayecto del héroe desde su juventud hasta conseguir esos grandes logros. Esto sucede en los cantares del llamado “ciclo pequeño”: Le couronnement de Louis (CL), Le Charroi de Nîmes (CN) y La Prise d’Orange (PO), donde se asientan los fundamentos de la identidad épica del héroe2. Esta subunidad, incluida dentro del gran ciclo de Guillermo, conformado por veinticuatro cantares, está atestiguada por los manuscritos cíclicos, donde se copiaban uno detrás del otro sin divisiones3, y por las anticipaciones y resúmenes o recapitulaciones que le dan coherencia interna al conjunto de los tres cantares.

El movimiento ascendente del héroe no está exento de conflictos. Esto se plasma, en particular, en sus choques con Luis, heredero de Carlomagno quien, en contraste con su padre, es representado como un monarca débil, que se deja influenciar por malos consejos y que no valora ni retribuye lo suficiente al siempre leal conde Guillermo. En efecto, el primer núcleo temático de la CN retoma un tema de CL: la ingratitud del rey4, que se manifiesta cuando Luis reparte injustamente los feudos y deja con las manos vacías a Guillermo. Este se lo reclama, incluso montando en cólera frente al rey. En la figura de Guillermo se ve condensado un problema común al conjunto de caballeros jóvenes, muchos segundones o perjudicados en la herencia de las tierras paternas, empujados a servir a otro señor con la esperanza de conseguir nuevas tierras como retribución, tal como señaló Duby5. En cuanto a la figura de Luis, es representada como un rey débil, vacilante y necio. En el contrapunto entre las dos caracterizaciones, observamos no solo el tópico del caballero novel en contraposición con el del mal gobernante, sino la escenificación de un conflicto de intereses entre nobleza y monarquía en torno al dominio sobre las tierras que pone a prueba el vínculo vasallático.

Este trabajo se propone trazar las huellas ideológicas que se desarrollan en los choques y conflictos entre Luis y Guillermo y su resolución. Para eso tomaremos como corpus las primeras series de CN (hasta el verso 760), pasajes de CL (especialmente las series VII, IX, X, XIII) y se hará referencia a algunos temas y episodios presentes en PO y en CG (series CLIII a CLVIII). Guillermo, luego del olvido de Luis en el reparto de tierras al comienzo de CN, rechaza los ofrecimientos de otros feudos porque involucran despojar de sus heredades a viudas y huérfanos o perjudicar al mismo rey. Con esto, el protagonista responde a una solidaridad de clase6 y respalda el derecho a la herencia nobiliaria, en contraste con el derecho de los soberanos a las tierras luego de la muerte del vasallo. Luego, se introduce la conquista de Nîmes y de Orange, ciudades bajo dominio sarraceno en la ficción, como la solución perfecta al conflicto. Se invoca el espíritu de Cruzada, de manera abrupta y poco convincente, como justificación de la conquista violenta, y se presenta esta campaña como beneficiosa para todos los grupos sociales, el rey, la Iglesia, los nobles desheredados o segundones que obtendrán tierras y los pobres cristianos rescatados de Nîmes. Con esto, se desvía la atención del hecho de que, fundamentalmente, lo que se protege con esta salida es el señorío feudal sobre la tierra, sea mediante la herencia o la conquista de propiedades, lo cual consolida los linajes nobiliarios en oposición al poder regio.

II. Al comienzo del ciclo pequeño, Guillermo es un joven bachiller, rico en honor, fuerza y experiencia militar, pero pobre en recursos, ya que aún carece de feudos o esposa. Al inicio de Le Charroi de Nîmes, se subraya cómo su pobreza le impide desarrollar los deberes sociales y guerreros propios de su estamento (vv. 79-93). Esto se expresa en un parlamento de Guillermo en el que se lamenta frente a Luis de que no puede participar del intercambio del don y contra don, fundamental para consolidar lazos sociales, ni alimentar adecuadamente su caballo de guerra: “cuánto debe esperar el pobre bachiller/ que no tiene nada que tomar ni nada que dar!/ Tengo que dar de comer a mi corcel;/ pero aún no sé dónde podré encontrar la comida”7.

Esta situación es común a un grupo social: los caballeros jóvenes, miembros de la baja nobleza que aún no han heredado por su corta edad, por la pobreza de las tierras familiares o porque estas son entregadas de manera íntegra al hijo mayor mediante el principio de primogenitura8. El historiador Georges Duby describe esta capa social como propia de una edad y de una situación dentro de la sociedad militar y la estructura familiar, que se podía prolongar más o menos en la vida de un caballero9. Este tiempo se extiende entre el momento en el que partía del hogar paterno, entre los once y los catorce años, y su matrimonio y afincamiento en un lugar fijo. Durante la juventud se desarrolla el período de formación del caballero y de la aventura militar con el fin de obtener botín, tierras, honra y una esposa. En el transcurso de la misma, era frecuente que se unieran grupos de caballeros jóvenes en torno a una figura de líder o mentor, con más experiencia; sin embargo, predominan las relaciones horizontales de camaradería.

El mismo historiador reconoce esta clase social en la mesnada de Guillermo en su expedición contra Nîmes: Ce sont des jeunes, de “pauvres bacheliers”, que Guillaume d’Orange harangue lorsque, pour “revêtir sa maisnie”, il organise l’expédition contre Nîmes10. En efecto, este es el tipo de caballeros que lo secundan al principio del cantar: “Le acompañan cuarenta jóvenes caballeros:/ son hijos de condes y príncipes feudatarios,/ hace poco que les armaron caballeros”11. Guillermo mismo representa al caballero joven y sin tierras, pero con cierta madurez, experiencia y prestigio acumulado en forma de servicios a su rey, los cuales lo convierten en el líder natural del grupo.

Estos jóvenes concentran la agresividad y la violencia propia del estamento de los guerreros, apenas contenida por códigos de cortesía y caballería. Por eso caracterizan al héroe joven la impulsividad, la temeridad y la fuerza bruta, tres cualidades atribuibles a Guillermo. Al comienzo de CL, por ejemplo, este retorna al palacio justo a tiempo para detener a Arneïs de Orleans, quien planeaba quedarse con la regencia en lugar de Luis, y lo mata brutalmente de un puñetazo12. En tono burlón, se asevera que no había sido su intención terminar con su vida, por si fuera poco, en la capilla de Aquisgrán13. En CN, el héroe muestra nuevamente su impulsividad e impaciencia al discutir abiertamente con Luis por el reparto de las tierras, lo cual lo lleva a montar en cólera y amenazar con abandonar la corte14. El carácter impetuoso, independiente e “inmanejable” de Guillermo también se puede vincular con su linaje:

Furthermore, as a Narbonnais, Guillaume is not even bound by epical tradition to act exclusively as the king’s loyal servant. In “Girart de Viane,” in “Aymeri de Narbonne”, and even in the late “Enfances Guillaume” our hero is quite unmanageable at times15.

Por otro lado, mientras no son reclutados para la guerra, estos jóvenes guerreros viven una vida de entretenimientos cortesanos como la cacería y los torneos. Esta relativa paz se observa al principio de CL y de CN, cuando Guillermo se encuentra de cacería y debe interrumpir su pasatiempo abruptamente para acudir a la corte (a la coronación de Luis y el reparto de tierras, respectivamente). En la Prise d’Orange, cuando ya es señor de Nîmes, se encuentra hastiado por la inactividad de tiempos de paz, evidencia de la energía desbordante propia de la juventud:

Dieu anéantisse les Sarrasins et les Slaves qui nous laissent si longtemps dormir et reposer et, n’ayant pas franchis la mer avec leur forces, ne permettent pas à chacun de nous de faire ses preuves! Car rester inactif ici me nuit énormément16.

En este cantar también culmina la etapa de celibato del héroe a través de su matrimonio con la conversa Orable, bautizada Guiburc, lo cual le permitirá asentarse y concluir así su período de “juventud” en el sentido antes detallado.

III. El conflicto en el cantar central de los tres considerados en el ciclo pequeño, Le Charroi de Nîmes, se desencadena por el injusto reparto de tierras que realiza Luis y que deja con las manos vacías a Guillermo. Este acude enseguida a la corte para quejarse por el olvido y desafía la autoridad regia al rechazar sus sucesivos ofrecimientos y amenazar con abandonar sus servicios, encolerizado. Altmann y Psaki reconocen una estructura tripartita en el cantar según la cual se desarrolla, en primer lugar y después del prólogo, el conflicto entre Guillermo y Luis (vv. 14-760), en segundo lugar, la expedición para llegar a Nîmes (vv. 761-1069) y, por último, la conquista de la ciudad (vv. 1070-1486). A su vez, la primera parte se puede subdividir en tres encuentros entre Guillermo y Luis, que analizaremos a continuación, en los que este le pide tierras en retribución por sus servicios y a lo largo de los cuales la tensión entre los dos personajes va en aumento. Debido a esto, se puede afirmar que la mitad del poema está dedicado a los intentos de Guillermo por obtener de Luis la recompensa que merece17.

En el primer encuentro, cuando su vasallo lo confronta en el palacio y se lamenta por su pobreza, Luis le responde que debe esperar a que muera alguno de sus caballeros para que él pueda recuperar los feudos y luego otorgárselos a Guillermo junto con la viuda del difunto, opción que el otro rechaza enérgicamente. La tensión aumenta cuando Guillermo insinúa que podría renunciar al servicio de Luis en favor de otro señor: “Hace más de un año que te hubiese dejado,/ cuando me llegaron las cartas/ que de Spoleto me envió el acaudalado rey Gaifier”18. Este tipo de ruptura del vínculo vasallático era poco frecuente y, en general, solo justificable por la falta de cumplimiento de las obligaciones de cada parte. Los versos de conclusión de la serie destacan la gravedad de la amenaza esgrimida por Guillermo: “Con esto las cosas empiezan a empeorar./ Entre ellos la enemistad se hace cada vez mayor”19.

En el segundo encuentro, Guillermo repasa los grandes servicios militares que le rindió a Luis (vv.123-414), por los cuales merece ser reconocido y recompensado20. De entre estas hazañas, se destaca su rol decisivo para asegurar la coronación de Luis, hecho desarrollado en el cantar homónimo: “Cuando Carlomagno quiso por fin haceros rey/ (…) cogí la corona y te la llevaste puesta en la cabeza./ De este servicio poco os acordáis”21. Luego, se señala el contraste entre los servicios brindados y la distribución de los beneficios. Mientras Luis se ha vuelto rico y poderoso, Guillermo permanece pobre en tierras y honra: “Ahora tú eres rico y a mí me tienen poca consideración./ Os he servido tanto que ahora tengo el pelo canoso, / y en ello no he ganado siquiera un real”22. Se menciona el paso del tiempo y que Guillermo ya está alcanzando la edad madura, tiempo para deponer las correrías de juventud y echar raíces. Esto se repite al principio de la siguiente serie a través de un encadenamiento y se le agrega un elemento nuevo, la falta de un hogar: “Te he servido tanto tiempo que tengo el pelo canoso./ No he ganado en esto un real,/ ni en tu corte voy mejor vestido;/ Todavía no sé dónde se abre la puerta de mi casa”23.

El texto no deja lugar a dudas sobre la valía del conde Guillermo, quien es presentado como el mejor de los caballeros por la voz juglaresca del prólogo: “¿Os place escuchar el bello cantar/ Del mejor hombre que jamás haya creído en Dios?/ Es el de Guillermo, el marqués de la nariz corta”24. Sin embargo, antes sus quejas, el monarca argumenta que hay otros sesenta pares de Francia que aún no han sido retribuidos. A esto, Guillermo responde que él no tiene pares en la cristiandad25, elevándose por encima del resto de los caballeros con un juego de palabras. A continuación, no duda en llamar a su rey un mal señor y culparlo públicamente por su pobreza: “Así le va a quien sirve a mala gente,/ cuanto más hace, menos gana,/ Al contrario, siempre va a peor”26. A la imagen de vasallo fiel y servicial de Guillermo, se le opone la ingratitud de Luis.

IV. Los argumentos del vasallo finalmente provocan un cambio en la actitud del monarca, quien decide ofrecerle distintos feudos. No obstante, el conde rechaza enérgicamente las sucesivas ofertas porque se trata de tierras en manos de herederos menores de edad o viudas de otros nobles (vv. 305-379). Con su discurso, realiza una defensa del derecho a la herencia de los linajes nobles: “el noble conde ha dejado dos hijos,/ bien podrán defender su tierra./ Dadme otra, pues ésta no me interesa”27. Incluso, hace una semblanza del difunto marqués Beranger (vv. 340-379) y defiende a su heredero: “Es loco de atar quien pretende perjudicar al niño,/ que Dios me ayude, es traidor y renegado./ El emperador quiere darme su feudo:/ No lo quiero, y quiero que todos lo oigáis”28. Con esto, se gana la gratitud y el apoyo de varios hombres de la corte. En consecuencia, la única posibilidad que le queda a Luis es ofrecerle una porción de sus propias tierras (vv. 380-395), pero Guillermo también las rechaza, argumentando que no desea ser conocido como un vasallo que perjudicó a su señor disminuyendo su patrimonio: “porque estos caballeros barones dirían: «Mirad a este Guillermo, el marqués de rostro enojado,/ mirad cómo ha perjudicado a su señor legítimo»”29.

Entonces, Guillermo abandona nuevamente la corte, enojado con Luis, quien en lugar de recompensarlo, lo ha ofendido nuevamente, dejando en evidencia su incapacidad como monarca. En la intimidad de la conversación subsiguiente con su sobrino, el conde deja correr libremente su furia: “Mas por el apóstol al que rezan en Roma,/ pienso quitarle la corona de la cabeza;/ yo se la puse, ¡y la pienso quitar!”30. Aunque Bertrand enseguida le recuerda su lugar como vasallo fiel, en este exabrupto de Guillermo emerge la amenaza que representa la rivalidad entre el conde y el rey para el mantenimiento del orden social.

La argumentación de Guillermo antes señalada puede vincularse con la contienda entre prácticas hereditarias que todavía se desarrollaba en el contexto de producción de los cantares:

Since Louis attempts to reassign fiefs left vacant by the death of other vassals fiefs that in Guillaume’s view now belong to the dead barons’ heirs Guillaume is bound by what Altmann and Psaki call his “solidarity with nobiliary ideology” in the battle of “changing hereditary rights31.

Se oponía el derecho vitalicio sobre los feudos (en vida del vasallo) y el hereditario, dos principios contrapuestos que producían choques entre la nobleza y la monarquía. En el primer caso, el feudo es entendido como un “préstamo” que se mantiene durante la vida de dos personas unidas por el vínculo vasallático pero que puede revocarse por mala conducta o la muerte del vasallo. Aunque esto se mantiene formalmente en el derecho escrito, en la práctica no tarda en hacerse frecuente que la propiedad pasara a heredarse de padres a hijos, mediando una renovación ritual del homenaje feudal. En términos generales, el principio legal que le traía mayores beneficios al monarca era la revocabilidad, porque le permitía premiar o perjudicar a determinados vasallos. No obstante, la heredabilidad le brindaba la posibilidad de perpetuar en el tiempo la fidelidad y el servicio de un linaje, por lo tanto, tampoco lo perjudicaba. En cambio, favorece notablemente a la nobleza, que trabaja para afianzar sus derechos consuetudinarios sobre la tierra, de manera de poder ella misma consolidar sus lazos con su servidumbre, sus rentas y beneficios sobre una región. Esta evolución de un derecho vitalicio a otro hereditario comienza en tiempos carolingios y se desarrolla especialmente con la desmembración del Imperio y la sucesión de reyes más débiles. Para la época de los reyes Capetos, se condena moralmente el derecho vitalicio monárquico y se lo señala como causante de innumerables conflictos, cuestión que aparece en cantares de gesta como Raoul de Cambrai y Le couronnement de Louis32.

La defensa de los derechos hereditarios de la nobleza, cifrada en la condena moral del despojo de viudas o huérfanos de sus posesiones, es un elemento de cohesión entre Le Charroi de Nîmes y Le couronnement de Louis y está especialmente resaltada a través de la repetición, recurso con relevancia en la oralidad propia de la performance juglaresca de los cantares de gesta. En CN, esta cuestión es expuesta por Guillermo ante Luis incluso antes de escuchar cualquier ofrecimiento: “No te he servido para ir a acariciar viudas de noche/ ni desheredar a huérfanos”33. También aparece en pasajes de CL cuando Carlomagno alecciona a su hijo sobre el buen gobierno y condiciona la herencia de la corona con respecto a una determinada conducta:

Nuestro emperador llamó a su hijo:/ “Bello hijo”, dijo él, “escúchame:/ observa la corona que está sobre el altar,/ te la quiero dar a condición de que/ ni perjuicio ni lascivia ni pecado cometerás/ ni a nadie traicionarás/ ni a huérfano su feudo arrebatarás./ Si así te comportas, loado sea el Señor,/ Toma la corona, serás ungido./ Si así no lo haces, hijo, apártate,/ te prohíbo que la toques34.

Esta cuestión se repite en la serie X, con especial énfasis en que la condición para conservar la corona es estimar a los vasallos nobles y respetar la herencia en el momento de su muerte: “Ahora tendrás mi reino en posesión./ Podrás retenerlo a condición de que/ a niño huérfano no arrebates su derecho/ ni a viuda pobre”35. En la serie XIII se condena la revocación de los feudos de menores y viudas a la par que otros pecados tradicionales: “Cuando Dios hace rey para gobernar el pueblo/ nunca lo hace para administrar con falsa ley/ cometer lujuria, exaltar el pecado/ y quitar su feudo al huérfano,/y a la viuda despojar de sus pocas monedas”36.

Que este discurso didáctico sea puesto en boca de Carlomagno le otorga mayor autoridad a lo dicho, ya que su figura (en este cantar en particular y en la materia de Francia en general) se identifica con el ideal de monarca medieval. La crítica que ha estudiado las posibles fuentes de estas reglas de conducta apuntan al speculum regis de la Vita Hludowici (c. 840) de Thegan sobre Luis el Piadoso, hijo de Carlomagno, y la Vita Ludovici Grossi Regis (c. 1138) de Suger, sobre Luis VI37. En contraste, la representación de Luis en los cantares es la de un rey débil, vacilante, que comete errores y no es capaz de enmendarlos. De hecho, luego de la ofensa contra Guillermo por no otorgarle tierras, se equivoca de nuevo al intentar resarcirlo porque infringe todas las normas de conducta inculcadas por Carlomagno, lo cual hace que la propuesta de Luis resulte vergonzosa:

L’offre faite par Louis est honteuse puisqu’il s’agit d’enlever des fiefs à leurs héritiers légitimes et sans défense, c’est-à-dire des orphelins (308 ss.), des mineurs (315 ss., 328 ss.) et des veuves (331), ce qui est nettement incompatible avec les conseils de Charlemagne au début du Couronnement et avec les idéaux présentés dans la Vie de Louis VI par Suger38.

V. La discusión en CN no es el único momento en el que Guillermo critica, desafía o rechaza ofrecimientos del rey abiertamente. Ya en CL, el infante Luis lo nombra guardián y protector de sus tierras y feudos hasta que él mismo pueda comandar sus ejércitos39, como un reconocimiento por haber garantizado su coronación. A pesar de que Guillermo le jura que así lo hará, su primera acción subsiguiente es solicitar una licencia a Carlomagno para ir en peregrinaje a Roma40. A partir de este hecho, varios críticos han señalado que Guillermo se muestra como un vasallo más independiente que leal, si entendemos por lealtad el hecho de estar siempre disponible para el señor. Dichas contradicciones son señaladas por Adler: The picture of Guillaume as his master’s loyal servant is, then, by no means without contradictory traits. He is not only devoted; he is also unmanageable and whimsical41. En efecto, no es un noble establecido en la corte del rey, sino que en su juventud está siempre en movimiento entre aventuras militares y, en su madurez, se establece como un señor feudal en sus propias tierras, en territorio fronterizo. En este sentido, representa a la nobleza guerrera en lugar de la cortesana.

Los fuertes desacuerdos entre Guillermo y Luis también están presentes en la segunda parte de la Chanson de Guillaume42, cuando el primero solicita refuerzos para rescatar a Guiburc de Orange, que está bajo ataque del sarraceno Deramé, pero el rey se niega:

Luis, señor, mucho he sufrido y me he esforzado en numerosos combates. Guiburc está sola en la sede de Orange. ¡Por Dios os pido que la socorráis!”.

Entonces dice el rey: “No me es posible; esta vez no llevaré mis pies hasta allí”.

Guillermo dice: “¡Quinientas veces sea maldito quien falta a su palabra!”.

Después se quita su guante incrustado con oro y lo arroja a los pies del emperador.

“¡Luis, señor, os devuelvo vuestro feudo. No conservaré de él ni siquiera medio pie. Entregádselo a quien os plazca!43.

La situación provoca la ira del conde y la reaparición de la cuestión del dominio sobre los feudos, a través de la amenaza de devolvérselos a Luis. Este gesto resulta llamativo ya que Guillermo conquistó por sus propios medios Orange, pero siempre subordina sus conquistas a los dominios de su señor en una muestra de lealtad. Al mismo tiempo, constituye un desafío implícito hacia el rey, que no podría encontrar a nadie mejor que Guillermo para proteger dichos territorios.

Es Reinaldo de Poitiers, sobrino de Guillermo, quien ofrece apoyo y tropas para su tío y así evita su renuncia. A él se suman el padre de Guillermo, Aymeri de Narbona, y, uno a uno, otros parientes, expresando una solidaridad familiar y dinástica que respalda la fidelidad vasallática al evitar tanto la caída de Orange como la ruptura del lazo entre el conde y el rey. En contraste, Blancaflor, la mujer de Luis, no quiere que su marido vaya a Orange por recelos contra Guiburc, a quien se refiere como pagana, hechicera y maliciosa: “Guiburc nació pagana. Conoce muchas tretas y malas artes, conoce las hierbas y sabe preparar bebedizos. Enseguida os haría envenenar o que murierais”44. Además, acusa a la pareja de complotar para matar a Luis y quedarse con la corona: “Entonces Guillermo sería rey y Guiburc reina y caería sobre mí gran infortunio y desgracia”45, con lo cual se retoma la rivalidad entre el valiente Guillermo y el vacilante Luis que se sugiere a lo largo del ciclo. Guillermo rechaza los dichos de Blancaflor con una violencia inusitada teniendo en cuenta que se trata de su propia hermana. La acusa de borracha: “¡Que Dios te maldiga! Reina inmunda, sin duda os habéis emborrachado esta noche”46 y de cometer adulterio con los cobardes Teobaldo y Esturmí, quienes huyeron de Larchamp: “Reina inmunda, lengua de víbora. Teobaldo, el miserable canalla, fornica contigo y también Esturmí de cara siniestra”47. Por su parte, Luis se muestra, al igual que en CL y en CN, como un rey dubitativo y cambiante. Primero, se niega a ayudar a Guillermo. Luego, con la intervención del noble Balduino de Flandes, consiente a acudir en su auxilio. Finalmente, a raíz del pedido de su esposa, desiste de ir personalmente pero envía sus tropas.

VI. Retornando a Le Charroi de Nîmes, la solución al conflicto entre vasallo y rey es sugerida por Bertrand, joven sobrino de Guillermo de gran sabiduría (siguiendo el tópico del puer senex), que pareciera representar la voz de la razón o de la conciencia. Este le recomienda pedirle a Luis las tierras de Nîmes y Orange que, según el cantar, están situadas en España y dominadas por los sarracenos. A partir de este momento, la tensión acumulada previamente se libera en una carcajada: “Guillermo le ha escuchado, y ha soltado una risa: / “Sobrino –dijo Guillermo– en buena hora naciste,/ pues yo también lo tenía pensado;/ Pero antes quería hablar contigo”48. Su trato con Luis, en el tercer encuentro, es distendido y cordial. Luis ha cedido en sus posiciones y reconoce el valor de Guillermo: “Señor, os doy de buena gana la mitad de mi reino/ si la queréis aceptar;/ porque siempre os he encontrado muy valiente/ y gracias a vos me han proclamado rey de Francia”49. Guillermo resalta que, de este modo, Luis no perderá, sino que acrecentará sus tierras: “La tierra será mía, tuyos los tesoros”50. El rey llega a humillarse hasta el punto de ofrecer deponer la corona: “Repartámonos las ciudades por igual:/ vos tendréis Chartres y me dejaréis Orleans,/ y tendréis la corona, pues ya no la quiero llevar”51. Mientras antes, conversando con su sobrino, había amenazado con quitarle la corona, ahora Guillermo se niega, respetando a rajatabla su lugar en la pirámide feudal: “No quiero reducir vuestro feudo,/ al contrario, lo aumentaré con el hierro y el acero;/ sois mi señor, y no os quiero traicionar”52, renovando la fidelidad sellada en CL.

Esta solución tiene múltiples ventajas que le permiten a Guillermo obtener tierras sin disminuir las de Luis o de sus pares nobles, al mismo tiempo que cumple su deber de acrecentar los dominios y la honra de su señor y de batallar al infiel pagano53. Esto le permitirá a Guillermo conquistar, junto a las tierras, un lugar honorable en el esquema social feudal. La ideología del texto opera de manera que se presenta como única salida lo que, en realidad, podía derivar de otra manera: se neutraliza la amenaza de la desvinculación de Guillermo como súbdito de Luis o de una guerra entre nobles por las tierras. De este modo, se protege el derecho hereditario de los linajes nobles y del rey, al mismo tiempo que se canaliza el impulso violento de los jóvenes guerreros y del potencial conflicto intestino hacia el exterior de las fronteras francesas, contra un enemigo repudiado ampliamente desde las coordenadas ideológicas de la Cruzada, lo que contribuye a legitimar el uso de la fuerza contra ellos.

En este punto se introduce, de manera abrupta y poco convincente para Jacobs54 o Altmann y Psaki, el tópico del espíritu de Cruzada. Esto sirve para lograr dos sustituciones: consigue una excusa piadosa para la expansión territorial y evita al mismo tiempo el ataque a la monarquía francesa y la usurpación de su reino55. Hay dos escenas vinculadas a esta idea que llaman la atención por su apariencia autónoma, desligadas del resto de la narración, pero insertas en momentos clave de la trama. La primera es la sugerencia de Bertrand de solicitar los territorios bajo dominio sarraceno y la afirmación de Guillermo, antes citada, de que él ya había pensado lo mismo antes. La segunda es el recuerdo de Guillermo de una antigua promesa hecha en Saint-Gilles, cuando una mujer le pidió socorro ante la devastación de los paganos: “Vi todo el llano cubierto de demonios,/ vi arder las ciudades y profanar los monasterios,/ destrozar las capillas, derribar los campanarios,/ retorcer los pechos de las nobles damas”56. Estas imágenes apocalípticas, ubicadas en un pasaje con rasgos oníricos y simbólicos, contrastan con la descripción concreta del itinerario de Guillermo hacia Nîmes donde, en lugar de campos devastados o iglesias ardientes, la mesnada se encuentra con pacíficos comerciantes. Consideramos útil, junto con Altmann y Psaki, retomar a Maddox57 e interpretar estas dos escenas como “encuentros especulares” que contribuyen a que el protagonista reconozca su identidad:

It certainly fits the category of what Donald Maddox has recently called a “specular encounter”, meaning a key moment, common in medieval narrative, at which the protagonist comes upon an informant who provides crucial information that helps determine the hero’s identity58.

Este reconocimiento contribuye, además, a que Guillermo asuma su destino como señor feudal, defensor de la cristiandad y de su rey.

A pesar de la conveniencia de este pasaje, en tanto provee la justificación ética y religiosa para la conquista de Nîmes, sigue resultando ajeno al hilo preponderante de la historia. En efecto, se trata de una justificación a posteriori de adoptada la decisión, que recurre al discurso de la Cruzada vigente en ese momento y que lo utiliza para desviar la atención de los verdaderos propósitos de la campaña, esto es, obtener tierras y honra, para que Guillermo pueda convertirse él mismo en señor feudal: as Jean Flori puts it, Guillaume “annonce clairement qu’il part pour se constituir un fief”. This practical motivation is illustrated and developed throughout, whereas the new, conscience-driven one is merely produced at a rhetorically strategic moment59. Además, Altmann y Psaki consideran que el contraste entre las motivaciones de Guillermo expuestas largamente ante Luis en tres encuentros y su repentina vocación de cruzado es deliberado y que, incluso, podría haber resultado cómico a los espectadores de la perfomance o lectura oral60. Esto concordaría con otros pasajes cómicos que caracterizan a Charroi y al ciclo de Guillermo en su conjunto61. El discurso en circulación de la Primera Cruzada, propiciada por el papa Urbano II, es claro en distinguir entre quienes van a la Cruzada con una motivación devocional y quienes van por el afán de honra y bienes materiales62. Una vez que la intención religiosa se presenta, coexiste con la económica pero no la suplanta, como se observa, por ejemplo, en la arenga de Guillermo a los jóvenes caballeros que lo acompañan para obtener botín y tierras63.

VII. Para concluir, este trabajo ha buscado revisar algunas caracterizaciones de Guillermo como vasallo y de su conflictiva relación con Luis, así como demostrar la presencia de una línea ideológica subyacente en el ciclo pequeño que defiende el derecho de herencia nobiliario en contienda con el principio de revocabilidad de los feudos.

En cuanto al carácter de Guillermo como vasallo en el ciclo pequeño, hemos revisado los trabajos de Duby y Jacobs que identifican en él rasgos del caballero joven, enérgico y desafiante, en permanente búsqueda de aventuras militares que le permitan conquistar las tierras que no ha podido obtener mediante la herencia. Estos rasgos –la carencia de tierras heredadas, la necesidad de batallar a los sarracenos para obtenerlas, el servir a un rey débil e ingrato, la independencia­– son característicos no solamente del protagonista sino del linaje al que pertenece y, por lo tanto, un factor de cohesión del ciclo en su conjunto. La figura de Guillermo como noble guerrero, en ocasiones impetuoso y violento pero fiel, contrasta con la del traicionero cortesano Arneïs de Orleans, que intentó usurpar la corona en CL. Ahora bien, retomamos también a Adler, que cuestiona la supuesta lealtad modélica de Guillermo y destaca, en cambio, las tensiones y fluctuaciones en su fidelidad al rey. Su actitud autónoma y desafiante es ejemplo de ello, tanto como sus fuertes discusiones con Luis en CN y CG. A esto se suma, a lo largo de los cantares, la amenaza latente de que Guillermo pueda, así como colaboró a coronarlo, destronar al rey.

Observamos que la cuestión del dominio sobre las tierras, fundamento del poder económico, político y social durante el período feudal, es una problemática que recorre los cantares del ciclo pequeño. En especial, en el conflicto entre Guillermo y Luis que se desarrolla en CN, el cual se puede enmarcar en la contienda entre el derecho vitalicio y el hereditario sobre los dominios y en la contraposición de los intereses de la monarquía y de la nobleza. Identificamos la presencia de un discurso en defensa del derecho nobiliario a la herencia que se manifiesta a través de la condena moral al despojo de los feudos de viudas o herederos menores de edad, plasmada en los consejos de Carlomagno, modelo ideal de monarca, y en los argumentos de Guillermo en su disputa contra Luis, que despiertan la simpatía de otros linajes nobles. Del mismo modo, el conde defiende el derecho sucesorio del propio monarca, por nacimiento y a pesar de sus falencias personales y, de este modo, contribuye al sostenimiento de la estructura jerárquica feudal y del orden social imperante. Creemos que esta perspectiva puede contribuir a explicar la intervención a favor del dubitativo Luis en CL y el rechazo a perjudicarlo aceptando parte de sus tierras en CN.

Asimismo, a través de la guerra contra los sarracenos, se redirige la conflictividad interna hacia un enemigo externo, resguardando la integridad de las tierras nobiliarias y regias. En el discurso de la Cruzada, introducido en un par de episodios poco conectados con el resto del relato, los textos hallan la legitimidad que necesitan para justificar la conquista. De esta manera, se presenta la defensa de la herencia nobiliaria, un interés particular, como un interés “general”, en beneficio de la cristiandad entera amenazada por los paganos. Sin embargo, las motivaciones de la empresa, a lo largo del cantar, se expresan principalmente en términos materiales y económicos: su finalidad es proveer tierras y botín para los caballeros noveles que siguen a Guillermo y permitirle a este convertirse en señor feudal por derecho propio.

Fecha de recepción: 13 de julio de 2022

Fecha de aceptación: 13 de enero de 2023


1 Martin de RIQUER, Los cantares de gesta franceses, Madrid, Gredos, 1952, p. 132.

2 Alain CORBELLARI, “Guillaume face à ses doubles. Le Charroi de Nîmes, ou la naissance médiévale du héros moderne”, Poétique 138 (2004), p. 143.

3 Madeleine TYSSENS, La geste de Guillaume d’Orange dans les manuscrits cycliques, París, Les Belles Lettres, 1967.

4 Corbellari identifica dos núcleos temáticos principales en la Charroi de Nîmes. El primero es la ingratitud de Luis, lo cual se conecta con Le couronnement de Louis, mientras que el segundo es la conquista de la ciudad de Nîmes de manos de los sarracenos, hecho relacionado con el cantar subsiguiente, La Prise d’Orange. Cfr. CORBELLARI, op. cit., p. 143.

5 Georges DUBY, “Dans la France du Nord-Ouest. Au XIIe siècle: les “Jeunes” dans la société aristocratique”. Annales. Histoire, Sciences Sociales, 1964, nro. 5, pp. 835-846.

6 Barbara K. ALTMANN y F. Regina PSAKI, “Considering holy war in «Le Charroi de Nîmes»”. Medium Ævum, 75/2 (2006), 247-272.

7 Los carros de Nimes. Cantar de gesta del siglo XII (ed. de A. Verjat Massmann y V. Cirlot), Barcelona, Bosch, 1993, p. 63.

8 Jacobs retoma historiadores como Cheyette y Bouchard para afirmar que, en los siglos XI y XII, no había una única manera de dividir la herencia entre los hijos y que convivía la primogenitura con un reparto más equitativo entre todos los hijos o la potestad de los padres de elegir a cuál favorecer. Cfr. Jason JACOBS, “An Inheritance of Violence: Patrimony, Vassal Service, and Conquest in the Charroi de Nîmes”, Exemplaria, 24/4 (2012), p. 297; Constance B. BOUCHARD, Those of My Blood: Constructing Noble Families in Medieval Francia, Filadelfia, University of Pennsylvania, 2001; Fredric L. CHEYETTE, Ermengard of Narbonne and the World of the Troubadours, Ithaca, Cornell University Press, 2001.

9 DUBY, op. cit., pp. 835-846.

10 Ibid., p. 839.

11 Los carros de Nimes…, p. 59.

12 Ernest LANGLOIS (ed.), Le Couronnement de Louis,  París, Honoré Champion, 1984, vv. 130-33.

13 Ibid, vv. 140-41.

14 Los carros de Nimes…, p. 65.

15 Alfred ADLER, “The Dubious Nature of Guillaume’s Loyalty in Le Couronnement de Louis”, Symposium: A Quarterly Journal in Modern Literatures, 2/2 (1948), p. 180.

16 Claude LACHET (ed.), La Prise d’Orange. Chanson de geste (fin XIIe–début XIIIe siècle), París, Champion Classiques, 2010, p. 93.

17 ALTMANN y PSAKI, op. cit., p. 252.

18 Los carros de Nimes…, p. 63.

19 Ibid., p. 65.

20 Estos son el duelo contra el gigante Corsolt, la batalla en el vado de Pierrelatte contra Dagoberto, su intervención decisiva para evitar que Herneïs de Orléans usurpara la corona y asegurar la coronación de Luis, cuando castiga al normando orgulloso que se burla de Luis, la batalla contra el alemán Guyón, la defensa del rey durante la emboscada en Roma.

21 Los carros de Nimes…, p. 69.

22 Ibid, p. 75.

23 Ibid.

24 Ibid, p. 57.

25 Ibid, p. 79.

26 Ibid.

27 Ibid, p. 81.

28 Ibid, p. 85.

29 Ibid..

30 Ibid, p. 87.

31 JACOBS, op. cit., p. 253.

32 En este punto se establece un contraste argumental, pero también un elemento en común, señalado por M. Bloch, entre el ciclo de Guillermo y los cantares de gesta de los barones rebeldes, como Raoul de Cambrai, donde se exploran las consecuencias nefastas de que el rey busque imponerse sobre los derechos feudales de los señores. Mientras en el ciclo de Guillermo se resalta que la conducta ejemplar del vasallo es clave para evitar conflictos entre las distintas familias nobiliarias, en el ciclo de Doon de Mayence se observa cómo malas decisiones regias combinadas con la ambición nobiliaria derivan en descarnadas guerras entre los linajes aristocráticos. Cfr. Marc BLOCH, “El vasallaje y el feudo”, en La sociedad feudal, Madrid, Akal, 2011, pp. 161-251.

33 Los carros de Nimes…, p. 61.

34 LANGLOIS (ed.), Le Couronnement de Louis…, vv. 61-71.

35 Ibid., vv. 151- 156.

36 Ibid., vv. 175-179.

37 Tony HUNT, “L’inspiration idéologique du Charroi de Nîmes”, Revue belge de philologie et d’histoire, 56/3 (1978), p. 581.

38 Ibid., p. 592.

39 LANGLOIS (ed.), Le Couronnement de Louis…, vv. 219-223.

40 Ibid., vv. 230-234.

41 ADLER, op. cit., p. 180. Adler, por otro lado, también conjetura que Guillermo en realidad pone por encima de la fidelidad concreta e interpersonal a Luis, la lealtad a la idea conceptual de Emperador de la cristiandad. Cfr. ADLER, op. cit., p. 183.

42 La Chanson de Guillaume es independiente de los cantares cíclicos y es considerado uno de los más antiguos cantares de gesta franceses conservados, contemporáneo a la Chanson de Roland. Se transmite en un manuscrito de mediados del siglo XIII, el Additional 38.663 del British Museum Cfr. de RIQUER, op. cit., pp. 158-59. Por su temática, la derrota de la batalla de Larchamp y la muerte de Vivien, sobrino de Guillermo, se relaciona con los cantares La Chevalerie Vivien y con Aliscans, que sí se incluye en los manuscritos cíclicos. Se considera que tiene dos núcleos redaccionales distintos: Guillaume 1 o Chanson de Guillaume, el más primitivo, y Guillaume 2 o Chanson de Rainoart, de composición posterior, que se desarrolla a partir del verso 1980. El pasaje analizado correspondería a esta segunda parte.

43 Cantar de Guillermo (trad. de Joaquín Rubio), Madrid, Gredos, 1997, p. 160. En este pasaje hay elementos que se retoman en Le Charroi de Nîmes: el guante que simboliza el dominio sobre los feudos y la mención de que Luis no consiente en ayudar a Guillermo en España sino solamente una vez en siete años está en los versos 580 a 590 de CN.

44 Cantar de Guillermo…, p. 163.

45 Ibid.

46 Ibid.

47 Ibid.

48 Los carros de Nimes…, p. 91.

49 Ibid, p. 90.

50 Ibid, p. 93.

51 Ibid., p. 95.

52 Ibid, p. 97.

53 En efecto, según Hunt, esta solución corresponde a un “ideal feudal” que refleja cinco objetivos: 1) vengarse del pagano Otrant, 2) recompensar a Guillermo sin gastos para el rey, 3) cumplir con el juramento, hecho en presencia de una dama, de ayudar a los cristianos de Saint Gilles-de-Provence, 4) satisfacer las necesidades de los jóvenes guerreros sin tierras que forman parte de la expedición de Guillermo y 5) proteger a los cristianos en peligro y propagar la fe. Cfr. HUNT, op. cit., p. 593.

54 JACOBS, op. cit.

55 ALTMANN y PSAKI, op. cit., p. 301.

56 Los carros de Nimes…, p. 99.

57 Donald MADDOX, Fictions of Identity in Medieval France, Cambridge, Cambridge University Press, 2000.

58 ALTMANN y PSAKI, op. cit., p. 255.

59 Ibid., p. 257.

60 Ibid.

61 El tono cómico de algunos pasajes llevó a Payen a pensar Le Charroi de Nîmes como una epopeya cómica. Vid. Jean-Charles PAYEN, “Le Charroi de Nîmes, comédie épique?” (pp. 891-902), en Mélanges Jean Frappier, Ginebra, Droz, 1970.

62 ALTMANN y PSAKI, op. cit., p. 258.

63 “Si me ayudan a conquistar el país,/ si me ayudan a hacer triunfar la ley de Dios y exaltarla./ Quiero decir esto a los pobres caballeros sin tierra,/ a los escuderos que tienen vestidos desgarrados:/ si vienen conmigo a conquistar España/ y me ayudan a liberar al país/ y hacer triunfar la ley de Dios y exaltarla,/ les daré muchas riquezas y dinero sonante,/ castillos y marquesados, torreones y fortalezas,/ y corceles de España, y serán armados caballeros”, Los carros de Nimes…, p. 105.

Temas Medievales 31, 2023: 1-16